Qué es una extracción de pieza dental
La extracción de piezas dentales son procedimientos quirúrgicos poco invasivos. Para realizar el procedimiento, es suficiente con la administración de anestésicos locales y el paciente no debería sentir dolor, simplemente una leve presión sobre la zona.
Es recomendable realizar la extracción de la pieza infectada tras haber realizado un ciclo de antibiótico para reducir el foco de infección.
En pacientes diabéticos, la cicatrización es más lenta y el postoperatorio puede ser un poco más molesto. Sin embargo, cuando tras realizar una extracción el paciente empieza a sentir un dolor molesto puede ser debido a varios motivos; lesión de alguna rama nerviosa, infección aguda causada por una incorrecta eliminación del tejido afectado, inflamación de la zona, alveolitis.
Una de las principales causas de dolor tras extracción dental es la alveolitis. Este cuadro presenta una inflamación del alveolo debido a la falta de irrigación en el lecho del diente extraído. Cuando el coágulo no se ha estabilizado en el alveolo, esta zona empezará a secarse y empezará un procedimiento de inflamación que puede terminar infectándose al introducirse la comida dentro. El paciente tendrá sensación de mal sabor, dolor y molestia al masticar que no cederá con un tratamiento antiinflamatorio leve.
Qué es la alveolitis
La alveolitis es una afección que afecta comúnmente a la cavidad bucal y se refiere específicamente a la inflamación de los alvéolos dentales.
Los alvéolos dentales son los pequeños huecos en los huesos maxilares donde se insertan las raíces de los dientes. Esta afección a menudo ocurre después de que se extrae un diente, aunque también puede desarrollarse después de una cirugía dental, como una extracción de muelas del juicio.
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Tipos de alveolitis
Existen dos tipos principales de alveolitis:
Alveolitis seca (o alveolitis seca séptica):
Esta es la forma más común de alveolitis. Ocurre cuando el coágulo de sangre que normalmente se forma en el alvéolo después de una extracción dental se disuelve o se desprende antes de que la herida pueda cicatrizar adecuadamente. Esto deja el hueso y los nervios expuestos, lo que resulta en dolor intenso, mal aliento y un sabor desagradable en la boca.
Alveolitis húmeda (o alveolitis fibrinolítica):
Es menos común y suele ser menos dolorosa que la alveolitis seca. En este caso, el coágulo de sangre se mantiene en su lugar, pero se descompone de manera anormal. Los síntomas pueden incluir un mal sabor en la boca y un olor desagradable, pero el dolor suele ser menos intenso que en la alveolitis seca.
La alveolitis seca generalmente se trata mediante el alivio del dolor y la protección del área afectada. Esto puede implicar enjuagues con soluciones antisepticas, analgésicos y posiblemente la colocación de un apósito en el alvéolo para protegerlo. En casos graves, el dentista puede considerar la limpieza y el tratamiento más intensivo de la herida.
Para poder solucionar la alveolitis seca, el paciente deberá acudir a clínica y deberá ser diagnosticado por un odontólogo especialista. El profesional le anestesiará la zona de nuevo y limpiará los tejidos afectados para generar un coágulo nuevo que se estabilizará durante las primeras 24/48 horas. La sangre tiene células madre y factores de crecimiento, esto permite que el alveolo se regenere adecuadamente y se estabilice tanto la zona de tejidos duros (hueso) como los tejidos blandos (encía).
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